Aburrirse es el mayor tesoro para un niño. Porque es cuando nos aburrimos que iniciamos el proceso para descubrir quiénes somos, qué es lo que nos gusta hacer y para qué hemos venido a este mundo. La falta de conciencia y de firmeza de los padres impide que el niño llegue a ese punto de silencio y de intimidad con él mismo, que es el único y verdadero camino hacia su verdadera felicidad: saber qué quiere hacer con su vida. Pilar Baselga.
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