SIEMPRE PLACIO. Resulta dulce decir despacio tu nombre, Placio; es como suave elixir que se escancia entre mis labios. Si, Placio, me gusta en ti, no sólo tu nombre amado, sino todo tú, tu yo, tu me y tu mí tan mimado. Oh, Placio, qué garantía de ser yo tan de tu agrado, pues siempre vienes a mí, no sólo de vez en cuando; cada hora y cada día, cada mes del calendario. Y es cada vez que me abrazas y es cada vez que te abrazo cuando todo se estremece en angélico arrebato. Por fin, Placio te diviso, ya tiendes a mí tus manos, ya se me abre el corazón que en tu ausencia está candado. Ven aquí, Placio, confía, abandona tu recato, yo te tengo, tu me tienes: aprovechemos el rato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario