miércoles, 30 de septiembre de 2015

SERMÓN.


El interés de los hombres civilizados por los pueblos que se llaman atrasados es muy sospechoso. Incapaz de soportarse más a sí mismo, el hombre civilizado descarga sobre esos pueblos el excedente de males que le agobian, los incita a compartir sus miserias, los conjura para que afronten un destino que él ya no puede afrontar solo.
 A fuerza de considerar la suerte que han tenido de no "evolucionar", experimenta hacia ellos los resentimientos de un audaz desconcertado y falto de equilibrio. ¿Con qué derecho permanecen aparte, fuera del proceso de degradación al cual él se encuentra sometido desde hace tanto tiempo sin poder liberarse?. 
La civilización, su obra, su locura, le parece un castigo que pretende infligir a aquellos que han permanecido fuera de ella.

E. Cioran. La caída en el tiempo.
  

sábado, 12 de septiembre de 2015

NOTICIAS DEL ÚLTIMO AHORA.


Los resultados de los experimentos no dejan lugar a dudas:
la unificación interna estimula la conciencia de unidad y ésta actúa como una especie de llave maestra que abre el contacto con un estado de luminosidad subjetiva.

De acuerdo con la Teoría Sintérgica, el campo neuronal se refiere al producto que crea el cerebro como resultado de
todas las interacciones neuronales que acontecen en la
estructura cerebral. El campo neuronal podría concebirse como una matriz de interacciones similar pero de menor complejidad que la Lattice del pre-espacio. 
La teoría sintérgica afirma que el campo neuronal es capaz de interactuar con la Lattice del pre-espacio distorsionándola, y
que esta distorsión es la estructura de nuestra experiencia.
Asi, pues, cualquier experiencia resulta de un contacto con la Lattice, pero la cualidad de la experiencia dependerá de la calidad del contacto.
Un cerebro en un estado pobre de unificación distorsionará la Lattice en forma diferente que un campo neuronal proveniente de un cerebro en un elevado nivel de unificación. 
La unidad interna dependerá de la calidad de la distorsión y de ahí la calidad de la experiencia.

El estado básico de la Lattice libre de distorsiones, holográficamente congruente y de máxima coherencia, es un modelo de la "luz Divina" que todo lo llena, refulgente, una
unidad simple sin compartimentos. 
Cualquier distorsión de la Lattice pura equivale a una disminución de la "luz Divina" y es resultado de un proceso de "Tzintzum" (retirada, contracción, ocultación de la luz original). 
El campo neuronal es el filtro y los velos de la "luz Divina" porque solamente un campo neuronal análogo a la Lattice pura no la distorsionaría.

Cuando el cerebro alcanza un grado máximo de unificación interna, el campo neuronal se vuelve isomórfico con la
Lattice del pre-espacio. Allí y solo allí la "luz Divina" no encuentra filtros que la opaquen y allí y solo allí el Dios externo y el interno se unifican.


El modelo que propone Ia teoría sintérgica es congruente tanto con la experiencia mistica como con los resultados de la
investigación científica. De acuerdo con este modelo, existe una sola realidad, la de la Lattice, y un número indeterminado (posiblemente infinito) de distorsiones (velos) que esta puede asumir.

La experiencia humana depende de la activación de un campo neuronal proveniente de un cerebro humano, capaz de distorsionar a la Lattice en forma hipercompleja, pero esta experiencia se vuelve Divina cuando el campo neuronal mimetiza el estado básico no distorsionado de la Lattice; es decir, cuando el campo neuronal humano se vuelve isomórfico con la Lattice pura. Este isomorfismo se alcanza cuando se
logra una unidad cerebral total. En esta instancia todo se vuelve paradójico; no existe interno ni externo sino ambos y ninguno; no existe tiempo ni espacio sino solamente una "luz Divina"
en unidad simple y completa; el yo y el tu desaparecen en su
dualidad y lo que permanece es la experiencia de la "luz Divina" en todo.


La mejor técnica natural para lograr la unificación es Ia auto-observación por la sencilla razón de que todos los contenidos que logran ser observados se unifican en el mismo acto de observación.

Jacobo Grinberg-Zylberbaum. El yo como idea.