miércoles, 8 de enero de 2020

BRUJERIAS.


La Ley Marítima de Comercio es una ley privada internacional que gobierna las relaciones entre las entidades privadas que comercian en los océanos. Pero a través de la manipulación falaz del lenguaje, una forma de ley que fue creada para gobernar corporaciones, negocios y navíos, ha sido impuesta para prevalecer como tal sobre la persona natural.

Cuando un producto sale de un barco y es llevado a tierra extranjera, esa nación toma custodia del producto y lo reconoce con un certificado que constata la fecha de ingreso o ´nacimiento´ del producto en la nación respectiva. 

Un certificado es un documento que establece una declaración de propiedad. Entonces, la pregunta que surge es ¿por qué los seres humanos necesitan un certificado de nacimiento? Porque son propiedad del país donde nacen, que los usa como valor de intercambio internacional.

Por tanto, cada persona con un certificado de nacimiento es definida como una propiedad, un simple recibo legal, y todo lo que por ley hace son negocios bajo una licencia específica. Por ejemplo, cuando contrae matrimonio con alguien es una corporación haciendo negocios con otra corporación, y obtienen una certificado de matrimonio o licencia de negocios.

De un niño nacido vivo crean una segunda entidad que llaman ´persona´, con un padre y una madre que actúan como socios de un matrimonio o unión libre y han concebido un ´personaje´ que detenta un título de propiedad o partida de nacimiento. Este título se registra en letras mayúsculas para dominio público a favor de una corporación marítima, y así el estado se apodera del personaje, por lo menos hasta que cumpla la mayoría de edad, cuando el individuo afectado puede reclamar para sí su ´doble tú´.

Este legalismo, digno de un libro de hechizos, se inicia en Estados Unidos cuando en marzo de 1933 se declaró en bancarrota y comenzó a aceptar los préstamos de la ´Reserva Federal´, una corporación privada adscrita al gobierno. 

El país, sin dinero para pagar los préstamos, empezó a usar a sus ciudadanos como un valor negociable, como garantía de respaldo. Ello quita a la persona sus derechos naturales inalienables, y en cambio pasa a tener ´privilegios, deberes y beneficios´, o sea, un esclavo en toda regla que pertenece al Estado.

Esta ley alternativa marítima cambió el sentido de la palabra ´persona´, que de un ser natural pasa a convertirse en una ´corporación´, en inglés corpse, que significa cadáver.

Cuando una persona firma cualquiera documento legal, está cediendo indirectamente los derechos de nacimiento citados en la constitución, convirtiéndose en una corporación, creada con el mismo nombre que el ser humano natural.

La única manera para distinguir el nombre natural del nombre corporativo es diferenciarlo mediante el uso de letras mayúsculas o minúsculas, ya que el nombre corporativo siempre estará en letras mayúsculas.

El valor de una persona corresponde a las ganancias promedio que se espera de dicha persona a lo largo de su vida, provenientes de su fuerza de trabajo, ideas creativas, capacidad, consumo, impuestos, enfermedad, y un sinfín de otros que se puedan ocurrir.
Este sistema se ha establecido a lo largo del mundo, y es válido para la mayoría de países occidentales, con diversos matices.

El mismo término 'Recursos Humanos' recuerda que se considera a la gente como un bien a administrar, y una parte más de los recursos de una corporación.

No ficción. Blog.


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