lunes, 5 de abril de 2021

GANADERIA ECUMÉNICA.

 

Les permitiremos pecar, ya que son débiles, y por esta concesión nos profesarán un amor infantil. Les diremos que todos los pecados se redimen si se cometen con nuestro permiso, que les permitimos pecar porque los queremos y que cargaremos nosotros con el castigo. Y ellos nos mirarán como bienhechores al ver que nos hacemos responsables de sus pecados ante Dios. Y ya nunca tendrán secretos para nosotros. 

Según su grado de obediencia, nosotros les permitiremos o les prohibiremos vivir con sus mujeres o con sus amantes, tener o no tener hijos, y ellos nos obedecerán con alegría. Nos expondrán las dudas más secretas y penosas de su conciencia, y nosotros les daremos la solución, sea el caso que fuere. Ellos aceptarán nuestro fallo de buen grado, al pensar que les evita la grave obligación de escoger libremente. Y millones de seres humanos serán felices. Sólo no lo serán unos cien mil, sus directores; es decir, nosotros, los depositarios de su secreto.
Los hombres felices serán millones y habrá cien mil mártires abrumados por el maldito conocimiento del bien y del mal. Morirán en paz, se extinguirán dulcemente, pensando en ti. Y en el más allá sólo encontrarán la muerte. Pues si hubiera otra vida, es indudable que no se concedería a los seres como ellos. Pero nosotros los mantendremos en la ignorancia sobre este punto, los arrullaremos, prometiéndoles, para su felicidad, una recompensa eterna en el cielo...

Doswtoyevsky. Los hermanos Karamazov.


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