lunes, 25 de enero de 2021

GANADERÍA EXPERIMENTAL.

 

Para que la simulación funcionara, todo el mundo debía comprometerse a actuar como si fuera una prisión y no una simulación experimental de una prisión. (Experimento de la cárcel de Stanford).

En cierto sentido, esto implica una especie de autocensura colectiva y el acuerdo tácito de interpretar todos los acontecimientos mediante metáforas carcelarias, no experimentales. Implica que todo el mundo sepa que esto no es más que un experimento pero que todo el mundo actúe como si fuera una prisión de verdad.

Un participante hace pedazos este acuerdo proclamando en voz alta que esto no es una prisión, que sólo es un experimento. En medio del caos que imperaba en aquel momento, se produjo un silencio repentino cuando añadió un ejemplo concreto, pero extraño, de por qué aquello no era una prisión: que en las prisiones de verdad no te quitan la ropa y la cama. Pero otro recluso le contradice abiertamente
mediante la simple observación: «¡Anda que no!».

Después de esto, la regla de autocensura se refuerza y el resto de los reclusos, los carceleros y el personal siguen observando este límite autoimpuesto que no permite expresar la patente verdad.

Véase un tratamiento completo del funcionamiento de la autocensura en el texto de Dale Miller, An Invitation to Social Psychology: Expressing and Censoring the Self (Belmont, CA: Thomson Wadsworth, 2006).

Philip Zimbardo. El efecto lucifer.

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