viernes, 3 de julio de 2020

ANDANADAS.


Si  no te dices a ti mismo donde estás, ¿cómo sabes dónde estás?
Si no te dices a ti mismo quien eres, ¿cómo sabes quién eres?


El apego se vuelve un problema porque queremos estar desapegados. ¿Qué tiene de malo el apego?
Uno se sube al carro del desapego porque siente que ahora tiene el mantra que le ayudará a lidiar con los dolores y sufrimientos que el apego trae.
Luego uno queda apegado al concepto del desapego y pasa toda una vida tratando de convertir en realidad la meta de estar desapegado.



Tanto desear como no desear son parte del ego.



El yo es una herida del pasado que permanece en el presente.



Cada acción es independiente de las otras. Es la propia mente la que les da continuidad.



 Todo lo que ves, lo cual te separa de lo que estás mirando, es una proyección del conocimiento.


El movimiento de esas tetas atrajeron mi total y completa atención. Solo cuando me pregunto a mí mismo qué es eso que se mueve ahí entra en operación el conocimiento que tengo y dice: 'tetas'. Eso es todo. Ahí se detiene. No hay construcción más allá de ese punto.
Ningún movimiento del placer es posible para mí. Al momento en que miro para otro lado, toda la cosa se desvanece.  

No puedo entender de que habla. Le pregunto, "¿Quieres decir que no puedes recordar la imagen de esas tetas ahora?" "No, no puedo," dice U.G. Y yo: "¡Bueno, yo sí!" "Esa es tu tragedia, compañero". 
Si ese mecanismo de creación de imágenes se va, tú te vas. Te caerías muerto físicamente aquí mismo, en este mismo instante.


 El cuerpo se encarga de toda tu desesperación, de todas tus frustraciones, a su manera. No necesita ninguna ayuda de tu intelecto. No hay dolor ni placer que puedan echar raíces permanentes en este cuerpo. Tus placeres y dolores tienen una existencia permanente solo en esa cosa llamada estructura de experiencias, que es tu intelecto.



Dios es la mayor adicción que la mente ha creado.



La comida en sí es también una adicción.

U.G. Krishnamurti.


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