lunes, 27 de julio de 2020

INFORMATIVOS.


El individualismo actual es colectivista.

La esencia del sistema político que se ha venido construyendo los últimos 200 años, con una aceleración exponencial en los últimos 100, es la de la igualdad como el más noble ideal sobre el que descansa toda la justicia del Universo.
Dicho ideal descansa no obstante, en uno de los sentimientos más bajos que existen, si no el que más: la envidia.

El verdadero individualismo es, como diría Julius Evola, el de la persona. Es decir, un ser diferenciado radicalmente de cualquier otro ser, con una unidad orgánica plenamente diferenciada.
Es por ello que el individuo colectivista debe ser concebido como una unidad atómica o como un mero número más en un reino de la cantidad, como anunció Guénon.

El individualismo actual está basado en el principio del igualitarismo radical y por tanto en la defensa de la estandarización, la masificación y la globalización, que es otra manera de llamar al intento desesperado de las fuerzas ctónicas para avanzar hacia la construcción de una masa humana uniforme y la destrucción de la diferenciación, asi como la de todo resto de persona y de genuina libertad que pueda quedar.

Esto es lo que predica la filosofía actual con su eterno uso de la neo lengua para cambiar el significado de las cosas, intentando lavar el cerebro del mayor número de
 personas posible. 
Entre ese uso fraudulento de la neo lengua se encuentra el del término individualismo. Con él se da a entender que el problema de la sociedad actual es todo aquello que es “individual” y diferente, y por tanto, lo que se ataca es el término persona, ya que en realidad el individualismo reinante es colectivista, igualitario y presa fácil de los sentimientos de envidia y celos.

El camino escogido es el de la disolución final de los últimos vestigios de tradicionalismo. No obstante, el abrazo final (en Occidente ese paso está prácticamente terminado ya; solo falta el drama final) por parte de las masas de
l sistema de propiedad pública de los medios de producción, tanto en su vertiente izquierdista como derechista, es un paso necesario para la disolución final en el sistema y la filosofía preponderante: el igualitarismo.

Capitalismo crepuscular. Blog.


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