lunes, 20 de mayo de 2019

ECOS DE SOCIEDAD.


El sánscrito, literalmente "la lengua bien compuesta" o "la lengua perfecta", es una de las lenguas más viejas del mundo e indudablemente, la más vieja que aún tiene una tradición ininterrumpida. 
El hinduismo tiene como origen el Veda, el conocimiento que fue intuido o escuchado por los rishis, los poetas-profetas de la tradición védica. Sus mantras o himnos siguen siendo cantados con precisión milimétrica 3 mil años después en la India.

En este vasto tesoro de palabras encontramos a veces la más profunda belleza y entendimiento espiritual. Un ejemplo de esto es el término "svagā", que se utiliza para decir "hola" o "adiós". 

La palabra está formada por el prefijo "sva", que significa "auto", "personal" o "propio". Por ejemplo, "svadharma" es el dharma personal, el propósito que cada persona debe cumplir para armonizar su existencia con el universo o con lo divino, como le enseña Krishna a Arjuna. Y la otra partícula proviene de la raíz verbal "gam", que significa "ir". El erudito Ananda Coomaraswamy la lee así: "Que vayas hacia tu propio ser", y añade: "Que yo pueda saber lo que soy, no sólo este hombre con tal nombre, etc., sino el Sí mismo que es también el Ser de todos los seres, mi sí mismo y tu Sí mismo".


El término parece significar algo similar a "adiós", ir a Dios, pero en el contexto hindú este Dios es la esencia del sí mismo, el sujeto trascendente, en la identidad Atman-Brahman que es la base del Vedanta. Permite esta doble lectura, una hacia la trascendencia y una hacia la inmanencia, hacia la más auténtica y pura intimidad. Ambas se encuentran en el misterio de que este mundo es multiplicidad, pero una multiplicidad compuesta de individuos que no pueden dar cuenta de su propia existencia sin lo trascendente. Así que en ese ir hacia el sí mismo, "svagā"", se va hacia la totalidad. 

Como dice la frase atribuida a la escuela pitagórica, "Conócete a ti mismo y conocerás al universo y a los dioses", pues en una misma gnosis se ilumina esta no-dualidad.

Cita de A Vedic Reader, Ananda Coomaraswamy.
 

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