Imaginemos un producto inyectable.
Imaginemos que produce desajustes orgánicos, enfermedades crónicas, metabolismo alterado, daño cerebral, esterilidad...
Imaginemos que produce muerte a corto, medio y largo plazo.
Imaginemos que es cibernético y programable.
Imaginemos que está en malas manos.
¿Qué podría salir mal? O bien.
Y para quién.
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