Siglos de miedo
no han conseguido agriar el fruto
del jardin prohibido.
(Cenizas del paraíso,
intrusión velada
de sables y obispados).
La espuma del tiempo
ha empañado con promesas
el oneroso confin
de las conciencias anegadas.
Aún así:
No debe preocuparnos
la poca difusión de los misterios.
Vale más,
paredón mal simulado,
dejar caer airadamente
las esquinas y el teatro.
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