En unos años seremos capaces de descargar apps directamente en nuestros cerebros, los nanobots nadarán a través del torrente sanguíneo, diagnosticando enfermedades y librándonos de coágulos malignos como si se tratara de una policía de la sangre.
Los implantes de retina devolverán la vista a los ciegos, además de permitirnos echar un ojo a los microprocesos que tienen lugar al interior de nuestro propio cuerpo.
Como dijo Raik-Allen en 2015, “100 millones de nodos [en la retina] no son tantos. En 25 años, el poder de procesamiento de un smartphone probablemente estará condensado en el tamaño de una célula de sangre.”
Pijamasurf.
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