viernes, 6 de noviembre de 2015
ANTÍDOTO.
Vipassana.
Esta técnica consiste en realizar una percatación de las sensaciones que normalmente ocurren en todos y cada uno de los puntos de la superficie del cuerpo y en el interior del mismo.
Ninguna zona corporal es considerada como más importante o superior a otras, sino que todas son observadas con la misma actitud ecuánime y neutra.
Este tipo de Vipassana fue descrito por Buda en un discurso acerca de las formas meditativas y se basa en la idea de que el cuerpo contiene memorias acerca de todas los acontecimientos vividos en la existencia. Algunos de estos han sido experimentados con placer y las memorias que los resguardan evocan sentimientos de apego mientras que otros se asociaron con dolor y activan sentimientos de rechazo. Mientras más se repitieron similares acontecimientos, más honda es la huella mnémica registrada en el cuerpo y más influencia posee sobre la forma de percibir el entorno y el si mismo.
Cuando las sensaciones placenteras o dolorosas que están en el
cuerpo son observadas con ecuanimidad, las huellas de memoria en ellas se van purificando.
Cuando todo el cuerpo, tanto en su superficie como en su interior, puede ser observado con desapego y ecuanimidad ocurre una liberación del pasado y de todos sus condicionamientos.
La posibilidad de observar las sensaciones corporales acontece porque estas son parte de una estructura con una forma especifica. Un objeto se puede observar en tanto que constituye un patrón distinto de un fondo. Cuando la percatación del objeto se hace en todas y cada una de sus porciones, la forma desaparece quedando solo la observación.
Lo mismo ocurre con la observación del cuerpo. Este existe como una estructura definida con una forma concreta solo para una percepción que unifica una serie de
componentes y confunde la estructura o patrón resultante con un "sólido" con existencia independiente.
Cuando, en cambio, se reconoce que toda solidificación es ilusoria y lo que verdaderamente existe es un proceso, el
sólido cae hecho pedazos en su identidad.
El cuerpo es un proceso que mantiene lazos interdependientes con el resto de la creación. Se le percibe sólido e independiente cuando existe una identificación con su estructura, pero cuando se logra observarlo tal y como es, se le percibe como un proceso en interdependencia con todo lo demás.
El primer paso del Vipassana consiste en fortalecer la atención a través de la concentración en la respiración, utilizando los movimientos respiratorios que deben observarse en sus fases de entrada y salida del aire en la nariz, hasta lograr que estos sean
el único componente de información en la conciencia.
Cuando esto ocurre, se inicia el proceso de observación de las sensaciones corporales. En resumen, el meditador se sienta relajadamente y se percata de su respiración hasta lograr una total concentración en la entrada y salida del aire a través de sus orificios nasales.
Después de lograr lo anterior, localiza alguna zona corporal de su cabeza, de preferencia en la parte mas alta de la misma, la corona o vertex (vértice) y allí concentra su atención hasta sentir una sensación clara. Esta puede ser una vibración, una presión, un cosquilleo, etc.
No importa la cualidad de la sensación, esta es observada con atención y ecuanimidad y a partir de esta zona se comienza un recorrido corporal sin dejar fuera ninguna parte del cuerpo por insignificante que esta sea.
De esta forma se recorre toda la parte alta de la cabeza, las porciones laterales de la misma, la nuca, la frente, las orejas, la nariz, las mejillas, la boca y después el cuello, los hombros, los brazos, el pecho, la espalda, las caderas, los glúteos, los órganos genitales, el ano, los muslos y las piernas, hasta llegar a los pies
y sus dedos.
Cuando se completa este recorrido, se inicia otro en sentido contrario desde los pies hasta la cabeza. Los recorridos se
continúan y se repiten una y otra vez hasta lograr sentir todas las partes del cuerpo sin excepción y observando sus sensaciones con desapego y ecuanimidad.
Cuando lo anterior se logra, entonces el siguiente recorrido se realiza penetrando unos pocos milímetros debajo de la superficie y sintiendo todas las sensaciones. Cada recorrido subsecuente se profundiza cada vez mas hasta que se logra observar todo el cuerpo tanto en su superficie como en su interior. El momento en el cual se realiza una percatación completa, el cuerpo desaparece como solido y se percibe cada vez con mayor sutileza.
Lo anterior sólo es posible cuando las memorias han perdido su carga y poder. Los recorridos de las sensaciones corporales con una percatación desapegada y ecuánime tiene como resultado lo anterior. Entonces ya no existe a que apegarse y que rechazar; es decir, desaparecen las formas fijas legadas por identidades y condicionamientos. La percepción se libera, lo mismo sucede con los filtros de la Realidad y ésta es vista tal cual es.
Jacobo Grinberg. El yo como idea.
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