INVITACIÓN.
Seguramente nos preside una providencia negativa cuyos designios, a medida que nos aproximamos a nuestro fin, se hacen cada vez más impenetrables, pero que se desvelarían sin esfuerzo ante cualquiera que solamente quisiera detenerse y salir de su papel para contemplar, aunque fuera por un instante, el espectáculo de esa trágica horda sin aliento a la cual pertenece.
E. Cioran.
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