viernes, 29 de enero de 2016

CONFERENCIA.


Si las sociedades capitalistas tienen una tendencia ininterrupida a derechizarse y a despolitizarse es porque estas son en el fondo sociedades religiosas en las que uno de sus mitos más poderosos es el del progreso. 
Lo que el progreso representa hoy para los fieles capitalistas es lo que en otro tiempo representaba la salvación para los cristianos. Solo que ahora se trata de una salvación inmanente, de un paraíso terrenal, del que se ha perdido la trascendencia.


El mecanismo ideológico fundamental del sistema, o si se prefiere, el mito fundamental en el que los fieles deben creer es que el progreso material y tecnológico compensa lo que perdemos de intensidad vital. 
Esta es la gran trampa de la propaganda del sistema. Debemos creer que el aire acondicionado, el mando de la televisión, la red social, enriquecen nuestra vida en lugar de empobrecerla.


La religión capitalista consiste en capturar, en atrapar, como hacen todas las religiones, nuestras energías libidinoso-agresivas, para devolvérnoslas transformadas, sublimadas, espiritualizadas, socializadas. 
Transforma nuestros impulsos naturales en comportamientos culturales que ya no nos pertenecen como tales, sino que están mediatizados por los rituales correspondientes.


Jean Baudrillard ha sido muy lúcido al mostrar cómo en las sociedades capitalistas todo se va transformando cada vez más en un simulacro. 
Dicho en otras palabras, lo que el régimen capitalista está haciendo permanentemente es transformar nuestra vida en una vida más artificial, más falsa, más ficticia. También más mecánica, más gobernada por la lógica de la máquina. 
Esto va sucediendo, en términos generales, lenta pero ininterrumpidamente, de manera que la mayoría no llega a ser consciente de ello, o en todo caso lo interpreta como un progreso, como un avance, como una mejora de su vida. 
La derechización-despolitización de la sociedad está vinculada con esta artificialización de la vida.

Pedro Bustamante. Heterotopías Delirantes.

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