viernes, 24 de noviembre de 2017

GANADERÍA.


La judicialización de la vida no es un fenómeno novedoso. Es un elemento intrínseco del desarrollo de las democracias modernas. Es un factor destinado a dar forma a la vida social y, cada vez más, la personal, de tal manera que cada uno sepamos cuál es nuestro papel y qué podemos esperar si no nos atenemos a él. 
También actúa creando un relato unificador con el consabido lema de “todos somos iguales ante la ley” creando una ficción que necesita mantener de vez en cuando con el enjuiciamiento de elementos que no forman parte del pueblo. 
Aunque cualquiera puede observar que no son más que pantomimas, incluidos los casos que acaban con algún paso fugaz por la prisión.

Es por esto que un cuestionamiento radical de este sistema se hace imprescindible cuando hablamos de construir una nueva sociedad, un nuevo mundo. 

Hay que abordar la necesidad de recuperar la justicia por encima de la legalidad y de cómo esa justicia debe ser puesta en el centro del modelo que regule las relaciones sociales.


Quebrantando el silencio. Blog.

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