lunes, 1 de julio de 2019
ECOS DE SOCIEDAD.
Una guerra admisible.
Es la que mantienen, mediante meros gestos simbólicos y sin violencia alguna, Dinamarca y Canadá desde hace tres décadas. Es el tiempo en que llevan disputando la propiedad de Hans, un islote deshabitado donde cada cierto tiempo tropas de uno y otro país ponen la bandera de su territorio y quitan la del "adversario".
Eso sí, tras izar la enseña nacional que el otro retirará dejan una caja con bebida para cuando el contrario proceda a su vez a la inversa, de tal modo que cada visita militar termina con un brindis a la salud del oponente, que es quien invita. Los daneses han adquirido la costumbre de dejar schnapps, un aguardiente nacional, a los canadienses, quienes a su vez han optado por obsequiar con whisky a los daneses. Un civilizado proceder que no podemos sino aplaudir.
Astillas de realidad. Blog.
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