martes, 2 de julio de 2019
NOTA INFORMATIVA.
Gran parte de lo que hacen los burócratas, al fin y al cabo, es evaluar cosas. Están continuamente valorando, auditando, midiendo, sopesando los méritos relativos de diferentes planes, propuestas, solicitudes, rutas de acción o candidatos a promoción. Las reformas del mercado no hacen sino reforzar esa tendencia.
Esto ocurre en todos los ámbitos. Los pobres son quienes lo sienten en toda su crueldad, constantemente vigilados por un ejército de chupatintas moralistas que vigilan sus capacidades para criar hijos, inspeccionan sus alacenas para ver si realmente conviven con sus parejas, determinan si se han esforzado lo suficiente por encontrar un empleo o si sus enfermedades son lo suficientemente graves para impedirles realizar un trabajo físico.
Hoy en día todos los países ricos emplean legiones de funcionarios cuya función primordial es hacer que la gente pobre se sienta mal por serlo.
David Graeber. La utopía de las normas. De la tecnología, la estupidez y los secretos placeres de la burocracia.
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