Cuando un arma silenciosa se aplica gradualmente, las personas se ajustan, se adaptan a su presencia, y aprenden a tolerar las repercusiones sobre sus vidas hasta que la presión (psicológica vía la economía) se vuelve demasiado grande y se hunden.
En consecuencia, el arma silenciosa es un tipo de guerra biológica que ataca la vitalidad, las opciones y la movilidad de los individuos de una sociedad, conociendo, entendiendo, manipulando y debilitando sus fuentes de energía social y natural, así como sus fuerzas físicas, mentales y emocionales.
Para alcanzar una economía totalmente predecible, los elementos de las clases inferiores de la sociedad deben ser controlados totalmente, es decir deben ser domesticados, sometidos al yugo, y asignados a un deber social de largo plazo desde una edad temprana, antes de que tengan la oportunidad de hacerse preguntas o cuestionamientos sobre la conveniencia de la materia.
Para llegar a tal conformidad, la célula familiar de las clases inferiores debe ser desintegrada por medio de un proceso de aumento de las preocupaciones de los padres y el establecimiento de guarderías gubernamentales para el cuidado de los niños.
La calidad de la educación dada a las clases inferiores debe ser de la peor clase, de manera que la brecha de ignorancia que aísla las clases inferiores de las clases superiores sea y permanezca incomprensible para las clases inferiores. Con tal discapacidad inicial, hasta los mejores elementos de las clases inferiores tienen poca esperanza de salir del lote que les ha sido asignado en la vida.
Esta forma de esclavitud es esencial para mantener un cierto nivel de orden social, paz y tranquilidad para las clases superiores dirigentes.
Armas silenciosas para guerras escondidas.
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