Es la mar de instructivo ver como los principios budistas de impermanencia e interdependencia de los fenómenos se manifiestan crudamente en esta delirante y nueva nonormalidad de una forma incluso más inmediata y evidente que hace no mucho tiempo.
Si bien ahora es con una apariencia perversa y retorcida, artificial y forzada, tramposa, tal y como corresponde a este periodo invertido de división minuciosa, de suplantación y distanciamiento (temporal) de la Unidad y la Naturaleza.O sea, que todo está en su sitio, como siempre.
La realidad es muy perseverante.
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