El paradigma del desarrollo centraliza el capital, la experiencia y el control en manos de instituciones estatales y corporaciones privadas, a la vez que margina el conocimiento, las redes y las estrategias de supervivencia de la gente común. Exige que las personas renuncien a su autonomía a cambio de infraestructura y regulación que no solicitaron. Y cuando se niegan, son criminalizadas, desplazadas o simplemente excluidas.
Con demasiada frecuencia, se trata a las personas como datos en una hoja de cálculo, como víctimas que necesitan ser rescatadas o como "activos" desechables. No existe el desarrollo neutral. La única pregunta es si seguirá sirviendo a los intereses de los poderosos.Colin Todhunter.
No hay comentarios:
Publicar un comentario