La Ley Marítima o Ley de Admiralidad es un cuerpo normativo
internacional que rige las relaciones entre entidades de Derecho privado
o corporaciones dedicadas al tráfico marítimo, y tiene su origen en los
usos comerciales de los antiguos egipcios, fenicios y griegos que
llevaban a cabo comercio marítimo en el Mediterráneo. Fué primero
recopilado en la edad media en el Llibre del Consolat de mar de
Barcelona, que aún sigue siendo internacionalmente el texto de
referencia sobre Ley Marítima.
Si miramos nuestro Documento Nacional de Identidad, permiso de conducir y
cualquier documento emitido por organismos públicos, nos daremos cuenta
que el nombre de la persona está escrito todo en MAYUSCULAS, en
documentos españoles y de casi cualquier pais occidental.
En el momento de tu nacimiento, los padres o cualquier persona que
represente al recién nacido hacen un registro en el Registro Civil. En
ese mismo instante, una corporación es creada con un nombre igual al
tuyo, pero escrito en MAYUSCULAS, como los nombres de
barcos o empresas.
De esta manera se crea una corporación, una ficción
legal que tu, el hombre o mujer de carne y hueso acepta inconscientemente representar y con ello aceptar ser regida por la Ley
de Almirantazgo.
Esto es lo que en el derecho de la antigua roma se
conocía como "Capitis deminutio máxima", la pérdida total de derechos de
una persona.
Para entender el porqué de tan refinada farsa debemos remontarnos a la
gran recesión (creada) tras la I guerra mundial y a la quiebra de los
estados. La Corporación conocida como The United States entró en estado
de insolvencia en 1933, a través del Emergency Banking Act del 9 de
Marzo de 1933. Para poder continuar funcionando, la corporación USA
ofreció sus empleados (ciudadanos) a la Reserva Federal como garantía de
la deuda.
En 1933 se introdujo la obligatoriedad del registro de
nacimiento, y el Certificado de Nacimiento figura desde entonces como
titulo de Valor, parecido a las acciones en la bolsa. Su valor se
corresponde a las ganancias promedio que se esperan de una persona a lo
largo de una vida promedio, proveniente de su fuerza de trabajo, ideas
creativas, experiencia, consumo, impuestos, enfermedad y las que aún se
les puedan ocurrir.
Este sistema se ha establecido a lo largo del mundo,
y es válido para la mayoría de paises occidentales, con diversos
matices.
Ya que el Dólar, el Euro y en general las monedas ya no están vinculadas
al patrón oro y son creadas por los “Bancos Centrales” privados (FED,
Banco Central Europeo) y son simples letras de cambio que representan
una deuda, éstas solo están cubiertas por el crédito involuntario que
las personas le dan a “su Estado” con el registro de su nacimiento, y
con la energía en forma de trabajo esclavo con la que sostenemos el
sistema.
Desde este punto de vista, en España esta creación de una corporación,
que pasa a ser representada por el hombre o mujer de carne y hueso (y
espíritu) salta a la vista si nos detenemos a observar que el número
asignado al Documento Nacional de Identidad es idéntico al Número de
Identificación Fiscal, necesario para ejercer actividades comerciales.
Este número le es asignado a españoles y extranjeros residentes en
España, independientemente de que ejerzan actividades comerciales o
laborales, ya que el documento se emite al cumplir los 14 años de edad, o
incluso antes de manera optativa.
Movimiento Freeman.
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