jueves, 27 de septiembre de 2012

ECOS DE SOCIEDAD.

Como neurosicólogo del desarrollo he dedicado mucho estudio a la peculiar relación entre violencia y placer. Ahora estoy convencido que la privación del placer sensorio físico es la principal causa raíz de la violencia.
Experimentos con animales de laboratorio muestran que el placer y la violencia tienen una relación recíproca, es decir que, la presencia del uno inhibe la otra. Un animal violento y con rabia, se calma abruptamente cuando se le estimulan los centros del placer en su cerebro con electrodos. De la misma forma, al estimular los centros de violencia en el cerebro se puede terminar con su comportamiento pacífico y su placer sensual.
Cuando los circuitos de placer del cerebro están prendidos ('on'), los circuitos de la violencia están apagados ('off') y viceversa. Entre los seres humanos una persona con tendencia al placer rara vez presenta comportamientos agresivos o violentos, y una persona violenta tiene poca habilidad para tolerar, experimentar o disfrutar actividades sensorio placenteras. 
Así es como, cuando la violencia sube, el placer baja.

James W. Prescott.

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