Como neurosicólogo del desarrollo he dedicado mucho estudio a la
peculiar relación entre violencia y placer. Ahora estoy convencido que
la privación del placer sensorio físico es la principal causa raíz de la
violencia.
Experimentos con animales de laboratorio muestran que el
placer y la violencia tienen una relación recíproca, es decir que, la
presencia del uno inhibe la otra. Un animal violento y con rabia, se
calma abruptamente cuando se le estimulan los centros del placer en su
cerebro con electrodos. De la misma forma, al estimular los centros de
violencia en el cerebro se puede terminar con su comportamiento pacífico
y su placer sensual.
Cuando los circuitos de placer del cerebro están
prendidos ('on'), los circuitos de la violencia están apagados ('off') y
viceversa. Entre los seres humanos una persona con tendencia al placer
rara vez presenta comportamientos agresivos o violentos, y una persona
violenta tiene poca habilidad para tolerar, experimentar o disfrutar
actividades sensorio placenteras.
Así es como, cuando la violencia sube,
el placer baja.
James W. Prescott.
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