La
segregación femenina es otra de las aspiraciones que comparten el programa del
feminismo ortodoxo occidental y el patriarcado modernizado de los países
islámicos.
Conseguir convertir a las mujeres en rebaños de trabajadoras
encerradas en las fábricas es el sueño de los pudientes y poderosos con
independencia de su sexo, religión o cultura.
El nuevo
patriarcado feminista prepara para las mujeres un nuevo orden esclavista en el
que la mayoría no seamos sino mano de obra para servir al capitalismo y al
Estado, carne de cañón para sus ejércitos y custodios del orden social contra
nuestros iguales encuadradas en sus policías, mientras la minoría de las
poderosas nos sojuzga y tiraniza.
Prado Esteban Diezma.
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