En el sistema que han
creado, ser humano es la excepción, por eso quien es humano padece las
consecuencias.
Bertolt Brecht.
Con Maquiavelo se explica un modelo de poder basado en la fuerza, que necesita de la mentira y la falsedad como estrategia, como una manera de mantener su poder engañando al pueblo, engañando al enemigo; las intenciones del poderoso siempre deben mantenerse ocultas, y esto ha prevalecido hasta el desarrollo de la sociedad industrial, podríamos decir hasta el fin de la II Guerra Mundial.
A partir de aquí surge una nueva manera de ejercer el Poder. La mentira deja de ser parte de una estrategia y ya no se miente para para engañar, matiz muy importante a tener en cuenta, sino que la mentira ha pasado a ser parte de la esencia del Poder y se ha convertido en la realidad.
Mefistófeles se caracteriza por hacer creer a sus víctimas en las bondades de su poder, y hacerles partícipes del mismo, les da una nueva personalidad que forma parte de una nueva realidad de tal manera que son parte de un mundo que creen real aunque sea falso y que ya sólo pueden funcionar de esta manera.
Así la mentira no es algo que oculta la realidad o que deforma su percepción, sino que se ha convertido en una ideología impuesta en la conciencia de los ciudadanos. La mentira construye la realidad, por eso funciona aunque sea mentira convertida en verdad e incluso en la única verdad posible.
De esta manera se construye un poder como algo benefactor, que acude a la violencia cuando no queda más remedio, sin ver que ha formado una realidad violenta cuya aplicación es el culmen de todo un proceso destructor.
Una de las etimologías de Mefistófeles es Mefiz-Tofel que quiere decir, precisamente: destructor-mentiroso.
La mentira forma parte de la esencia del Poder. No es algo añadido, no es algo que haga, sino que es la mentira como construcción social. Su ejercicio del Poder no consiste en engañar al pueblo, sino en hacer que forme parte de la mentira y para lograrlo interviene en la conciencia de las personas que se adaptan a la mentira como realidad única, porque una mentira construye otra y las mentiras visibles forman parte del juego, de modo que una mentira se contrapone a otra, convirtiendo la política en un juego de espejos, donde la mentira es el espejo que lo refleja todo.
Estamos atrapados en una cadena de mentiras. O salimos de la mentira o estamos perdidos.
Ramiro Pinto.
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