Acudamos al altar
con preces en la mollera
solicitando el favor

de la divina sordera.
Preces llenas de pasión
exigiendo el privilegio
de ser sólido

en la cadena del cielo.
Nuestras velas son las buenas
en la casa del Señor,
nuestras voces las primeras
recitando una oración.
Recemos pues,bien

de su segura elección:
Somos los que Él ha escogido,
¡Los enchufados de Dios!.
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