El silencio es un pulso arquetípico, ubicuo, originario. Un punto de encaje en la realidad y a la vez una especie de acompañante que espera ahí, al final de la fiesta o al fondo de la habitación, imperturbable ante cualquier diálogo interno o externo, paciente, siempre paciente –quizá porque sabe que tarde o temprano terminarás visitándolo.
Javier Barrios del Villar.
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