He trabajado respondiendo a impulsos concretos por esclarecer cosas concretas, acuciada por la necesidad de entender lo que pasaba y comprender el propio equilibrio y auto-regulación psicosomática; por poner un ejemplo concreto: la necesidad de entender y definir la pulsión del deseo materno, percibida de un modo tan nítido que toda la presión del magma cultural no fue suficiente para que pasara por mí como si nada.
Sin la fuerza y la guía de la pulsión creo que no se puede traspasar el magma dogmático, o por lo menos yo ni me lo hubiera planteado: nada, ninguna otra cosa, me había sugerido antes que la idea de la maternidad que tenía, socialmente establecida y culturalmente argumentada, fuese una monumental mentira.
Así es como aparece el interés por algo que quieres saber y que no lo encuentras dicho en ninguna parte, o al menos nadie te lo ha dicho a ti, ni a lo largo de la enseñanza reglada, ni tu familia, ni la literatura y la cultura en general a la que has tenido acceso.
A base de buscar, a veces encuentras que hay cosas que sí que han sido dichas, unas veces de forma muy clara, y otras parcialmente, sesgadamente, difuminadas en otro contexto; pero enterradas o arrumbadas al margen de los medios normales de transmisión de conocimientos.
Casilda Rodrigáñez.
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