lunes, 9 de octubre de 2017

NADECES.


Cuando tu mente experimenta el estado vacío de no pensar en nada en específico, desprovista tanto de constructos mentales como de claridad, observa sin hacer esfuerzo la naturaleza de aquello que se da cuenta de ese estado. 

Cuando lo haces, hay pura conciencia no-dual (rigpa), sin conceptos, totalmente abierta, libre de interno y externo, como un cielo límpido y luminoso. 
En esta conciencia pura no hay dualidad entre experimentador y experiencia, y sin embargo es posible tener la clara convicción de que tu verdadera naturaleza no es más que esta. ​

-Dilgo Khyentse Rinpoche.



Aquí renunciando a todo concepto, envuelto totalmente en lo intangible y en lo invisible, uno le pertenece completamente a aquel que esta más allá de todo. 
Aquí, siendo ni uno mismo ni alguien más, uno alcanza la suprema unión con lo completamente desconocido a través de una inactividad de todo conocimiento, y logra conocer más allá de la mente conociendo nada.

Pseudo-Dionisio, La Teología Mística.




Cualquier forma de meditación consciente no es la cosa en sí; nunca puede serlo. Intentos deliberados de meditar no son meditación. La meditación debe ocurrir; no puede ser invitada. La meditación no es el juego de la mente ni del deseo o del placer. Cualquier intento de meditar es su misma negación. Sólo date cuenta de lo que estás pensando y haciendo y nada más. 
El ver y el escuchar son el hacer, sin recompensa o castigo. La habilidad del hacer yace en la habilidad en el ver, en el escuchar. 
Toda forma de meditación lleva inevitablemente a la decepción, a la ilusión, puesto que el deseo ciega.

J. Krishnamurti.



Quédate quieto y reconoce que yo soy Dios.

Salmo 46 10.

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