Hago saber que esta especie de tercera guerra mundial multinivel es, entre otras cosas, una guerra contra el sistema inmunitario humano, ya bastante deteriorado a estas alturas.
Que hace mucho, mucho tiempo, en un lugar muy cercano, mantenemos al enemigo en casa:
La tele, que a modo de caballo de troya o quinta columna, sigue rebajando nuestras defensas a un nivel de miedo y supervivencia o poco más. Lo justito para que sigamos recibiendo las dosis diarias prescritas con sus estudiadísimas programaciones prefabricadas.
Con lo que resulta que la programación se refiere más a lo que nos hacen como telepacientes espectadores (o sea, programarnos) que a los contenidos que tan astutamente teatralizan secuestrando nuestra atención parasitada entre mucho ruido y colorines.
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