Erase un reino feliz en el que todos disfrutaban de paz y armonía. El rey vivía en el castillo, en el valle no faltaban fiestas que alegraban la vida de los ciudadanos.
Pero como en todo cuento, había una bruja. Una noche la bruja bajó al pueblo y envenenó el agua del pozo.Al día siguiente todos los habitantes del pueblo fueron a beber agua del pozo y se volvieron locos. El rey tenía su propio pozo en el castillo y no sufrió la enfermedad.
Pasaron los días y todos los habitantes empezaron a pensar que el rey se comportaba como un loco, el disgusto cundió, la indignación corrió y empezaron las revueltas contra el rey loco. El rey veía en peligro su monarquía y su reino. Una noche disfrazado para que nadie le descubriera, se acercó al pozo y bebió su agua.
A la mañana siguiente y ante el asombro del pueblo, descubrieron que el rey había recuperado la cordura, y todos se alegraron y celebraron con una gran fiesta porque el rey no estaba loco.
Cuento de Gibran Khalil.
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