Sólo bastan 90 segundos manteniendo un sentimiento como estrés, odio, ira, pánico, etc para modificar hasta 6 horas la bioquímica de nuestro cuerpo y generar un cuerpo ácido… y por lo tanto aparece la “enfermedad”.
Cuando nos sentimos enfadados, el cuerpo entra en estado de alerta, liberando hormonas como el cortisol, conocida como la "hormona del estrés".
Esta reacción forma parte del mecanismo de supervivencia, pero cuando la ira persiste, el exceso de cortisol puede causar efectos nocivos en el organismo, como aumento de la tensión arterial, aceleración del ritmo cardíaco y disminución de la función inmunitaria.
Tras un estallido de ira, los niveles de cortisol no vuelven a la normalidad inmediatamente. El organismo puede tardar hasta siete horas o más en recuperar su equilibrio natural, dependiendo de la intensidad de la emoción y de la capacidad del individuo para afrontar el estrés.
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