martes, 11 de octubre de 2011

EXCURSIÓN.

He aquí que,inevitablemente,el homo post-sapiens descubre por fin la posibilidad del viajar en el tiempo.
He aquí que visita la Tierra arcaica,hirviente aún,y siembra en ella la vida unicelular o algún aminoácido en el caldo o barro primigenio.
He aquí que pasa el tiempo y la vida llena la tierra,el agua,el aire...
Pero... por qué no coger aquél gracioso primate...sí,sí,aquél...y mediante una sencilla operación más o menos genética convertir a sus descendientes en monos sabios?.Sería divertido.

El turista o explorador del siglo veintitantos se siente a gusto.Algo le han dicho sobre la antigua creencia de que la vida surgió libre y espontánea en algún indeterminado momento de la existencia del planeta Tierra,pero eso ya pasó.Hasta los niños de pecho saben que la vida fué creada,sí,creada por un extraterrestre supersabio que, en su infinita bondad, tuvo a bien conceder el don de la inteligencia a un cuadrumano arborícola que le cayó simpático.

Así pues,el explorador o turista se siente muy gracioso cuando,al caer le tarde,encarga al ciborg la rutinaria operación.
Mientras tanto,él tendrá tiempo para recoger las bayas de la Xcitum Somnífera Antiqua que le han encargado sus amiguetes para el próximo fin de semana.
¡Ah,cuando el mundo se entere de su ocurrencia!. Nadie se lo creerá: todos saben que está ab-so-lu-ta-mente prohibido interferir en los procesos espaciotemporales del desarrollo evolutivo.

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