sábado, 11 de agosto de 2012

INFORMATIVOS.


HAY QUE DECIR LA VERDAD: ESTO NO ES UNA ‘CRISIS’,
ES UNA GUERRA DESATADA POR EL NAZISMO.


Casilda Rodrigáñez.


Escribo estas líneas porque creo que es preciso decir la verdad de lo que está pasando: que el hundimiento de nuestro país, ‘la crisis’, es un acontecimiento organizado y provocado con premeditación y alevosía, por una organización política, el NO (Nuevo Orden), la cual es una prolongación del nazismo del III Reich de Adolfo Hitler. La ‘crisis’ no es un resultado de las leyes del mercado capitalista, ni de la mala gestión de los bancos: sino que la mala gestión de los bancos ha sido promovida, y las leyes de los mercados utilizadas, como armas políticas para provocar el derrumbamiento económico, político y social de nuestro país, con todo el sufrimiento humano que conlleva. 
Es preciso decir, porque hay mucha gente que todavía no lo sabe, que vivimos en dos mundos paralelos, el que aparece en la superficie, y el invisible que también está en todas partes. En la novela La guerra de los Mundos, Wells ya en el siglo pasado, nos avisó de la existencia del mundo invisible y de la guerra que desde ese mundo se estaba preparando; aunque en su historia de ciencia-ficción lo presentó como un submundo formado por seres alienígenas, en la realidad está formado por seres humanos que han llevado y llevan una doble vida y una doble identidad: la vida y la identidad real en el mundo invisible y la vida y la identidad en la apariencia del mundo visible. Nuestros ‘alienígenas’ son en realidad nazis o si se prefiere, neonazis. 
En España el mundo invisible lo empezaron a construir los vencedores de nuestra Guerra Civil, dentro de un plan global de dominación mundial. Aquellos vencedores de nuestra Guerra Civil que consideraron que este proyecto político era demencial, fueron objeto de las primeras operaciones de eliminación y de destrucción de personas, ejecutadas desde una maquinaria criminal clandestina, que ha actuado y actúa al margen de la ley, puesta a punto por el franquismo para llevar adelante la guerra invisible que ahora se desarrolla. Sabemos quienes son nuestros criminales domésticos, cómo son y por qué se dedican a saquear y a corromper la sociedad, a fabricar cadáveres y a producir sufrimiento humano. Y es tan grande el Poder que tienen, que hasta ahora nadie les ha podido denunciar. Pero creo que ha llegado el momento de hacerlo.

 Los estragos que está produciendo esta guerra invisible en toda la población, no solo en el plano económico, sino también en el político-social, solo se podrán superar si se explica a la opinión pública, a toda la gente, claro y alto, con pelos y señales, el por qué hemos llegado al punto en el que estamos. Cuáles han sido las causas y quiénes son los responsables. Es una locura y una irresponsabilidad permitir que ocurra lo que está ocurriendo sin tan siquiera contarlo y darnos una opción para defendernos. No bastan las medias verdades; hay que decir la verdad toda entera. 
1.- La verdad que hay que decir
Una parte importante de esta verdad, como decía al principio, es que lo que está pasando no es una grave y profunda crisis económica mundial, sino una guerra desatada por el nazismo para lograr un dominio absoluto, país a país, sobre toda la población mundial y sobre todo el planeta.
Que el hundimiento de la economía de los países es el arma política para el sometimiento de los Estados soberanos.
Que en España el nazismo tiene un importante epicentro, y por eso, un vez más, nos llevamos la peor parte, o por lo menos una parte de lo peor.
Pero que en el otro frente de la guerra, aquí en España tenemos una potente resistencia organizada que se empezó a formar hace algunas décadas.
Para comprender cómo ha sido posible que una guerra así haya permanecido invisible para el público, hay que tener en cuenta varias cosas:
- Una, es la clandestinidad en la que se ha desarrollado y se desarrolla la actividad del nazismo, unida a las crecientes posibilidades de matar de forma sistemática, aparentando una muerte natural o un accidente casual: es preciso que la gente sepa que el cáncer y otras enfermedades mortales, son administradas como si fueran aspirinas. Esta posibilidad de asesinar sin que parezca asesinato, confiere a la maquinaria criminal una componente terrorista inusitada, una impunidad prácticamente absoluta, y en definitiva, un Poder como no ha existido antes en la historia: no hacen falta pistolas ni tanques ni misiles, puesto que la industria farmacológica y las técnicas de infiltración y de doble identidad son más efectivas, seguras y precisas que las armas tradicionales. Es un ejército invisible con armas invisibles; no hay un escenario del crimen ni huellas; se mata al enemigo selectivamente y de manera invisible. 
- Otra, es el encubrimiento de la actividad visible, es decir, de la parte no clandestina que emerge, con diferentes máscaras y diferentes tipos de eufemismos. El primer gran encubrimiento o eufemismo es llamar ‘diseño artificial’ a la dominación/esclavitud y al totalitarismo; el segundo, llamar ‘crisis’ a la guerra; el tercero, llamar ‘mercados’ a los saqueadores, personas de carne y hueso; etc. etc.
- Otra es, en fin, el blindaje que han conseguido establecer, para que no se produzcan filtraciones desde el mundo invisible. Si consideran que una persona que sabe lo que pasa, es proclive a hablar, se la amenaza y se la vigila muy de cerca, y ante la menor duda, se la descerebra (al estilo del caso de Adolfo Suárez) o se la elimina. Otro medio de blindar la verdad, cuando alguien ha empezado a decir algo, ha sido el de convencer al entorno familiar de la persona en cuestión de que ha perdido la cabeza, que padece un cuadro delirante, y que la tienen que llevar al psiquiatra. Esta alternativa también ha funcionado porque la verdad resulta tan inverosímil que es más fácil creer que el familiar en cuestión se ha vuelto loco.
La otra parte de la verdad que hay que desvelar es la misma maquinaria criminal invisible del NO, que lleva décadas asesinando y torturando impunemente.
Esta maquinaria es la principal y básica arma del NO en la guerra invisible contra la población, para llevar a término acciones terroristas de todo tipo; su crueldad y efectividad descansa en la posibilidad mencionada de matar, torturar y provocar enfermedades o accidentes de manera invisible, impune y selectiva. Esta maquinaria ha sido el arma empleada para 1) eliminar de forma selectiva a personas que constituían un obstáculo en cualquiera de sus proyectos, 2) organizar la corrupción de las instituciones, y 3) organizar el saqueo masivo de los bienes públicos y privados.
La posibilidad de matar y de torturar de manera invisible e impune, también confiere a la técnica mafiosa tradicional del chantaje, una capacidad de sometimiento de proporciones hasta ahora desconocidas (si no lo haces, tu hijo morirá de cáncer, y si te suicidas para no hacerlo, también, etc. etc.); y que aplicada a la corrupción y al saqueo ha llevado al país al estado en el que ahora se encuentra. Las dimensiones que han adquirido la corrupción de las instituciones y el robo de las arcas públicas y privadas han sido posibles gracias a la contundencia operativa de esta maquinaria criminal. 
2.- La resistencia y los intentos de denunciar los crímenes y a los criminales.
Desde mi estado de aislamiento, carezco de información concreta sobre la resistencia organizada contra el NO, y sobre la lucha contra su maquinaria criminal.
Pero según he podido percibir, mientras el NO organizaba el saqueo de las arcas públicas y privadas de España, la corrupción de sus instituciones públicas y privadas y el crimen y la tortura mencionados, un sector importante de nuestra sociedad se ha organizado para luchar contra ellos. Por lo que he podido observar desde mi aislamiento, a partir del triunfo del PSOE en las elecciones del 2004, se produjo un gran desarrollo de la resistencia organizada contra el NO, que fue amparada y propiciada por un sector del Partido Socialista, y por el mismo gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Con la participación de los mismos servicios de seguridad del Estado, estuvieron a punto de lograr desvelar la existencia del mundo invisible, de la doble identidad y de la doble vida de mucha gente en nuestra sociedad; fue la época de la serie de televisión ‘Los simuladores’, del programa-concurso ‘Identity’, de los programas ‘Sé lo que hicistéis’, o ‘Estas no son las noticias’, etc. etc., que nos daban indicación de la voluntad de lucha existente y del intento por desvelar la verdad. Sin embargo, la presión internacional impidió llevar a término este intento de decir la verdad y de hacer emerger el mundo invisible: en el último momento vino la orden de abortarlo, desde lo más alto de nuestras instituciones políticas, con aquel famoso ¿por qué no te callas?, que puso fin a dicho intento, y con él a los sueños de muchos españoles y a las esperanzas de liberación de los ‘muertos vivientes’ (los que tienen sus vidas secuestradas por la maquinaria criminal, y actúan según sus órdenes bajo amenazas) que han seguido y siguen cautivos en sus cárceles invisibles, realizando los más abyectos trabajos forzados.
No sé muy bien cuándo los servicios de seguridad del Estado comenzaron a luchar contra la criminalidad del nazismo, pero lo cierto es que a partir de un momento dado lo hicieron. Como sabemos, en estos últimos años, tanto la policía como la inspección de Hacienda han perseguido el crimen organizado y han puesto al descubierto las tramas Gurtel, Noos, etc., tropezando en su trabajo profesional con todo tipo de impedimentos, dentro y fuera de las mismas instituciones; pues la guerra se desarrolla con especial virulencia dentro de las instituciones del Estado. Por su parte, los servicios de inteligencia del Estado han recabado una cuantiosa información sobre toda la actividad criminal del nazismo, incluidos numerosos testimonios de arrepentidos.
Me consta que hay muchos arrepentidos. Lo sé por sus miradas, por sus gestos. Que yo sepa, por lo menos tres personas han pagado el arrepentimiento con su vida, y aunque sabían lo que les esperaba, la muerte no les impidió hablar. La dignidad humana existe, es un hecho.
Existe pues una información y un conjunto de pruebas fehacientes sobre los crímenes, la maquinaria criminal, y, en definitiva, sobre la guerra desatada por el nazismo. Una información que tuvo en sus manos el gobierno de Zapatero y que ahora tiene el gobierno de Mariano Rajoy. Y según he podido entender, ambos han hecho amagos de darla a conocer y de aplicar la legalidad vigente contra los responsables de los crímenes; pero ambos han tenido que desistir ante amenazas de catástrofes apocalípticas contra España provenientes de la organización internacional del NO. Puede decirse, que el Estado español, en este sentido, ha sido secuestrado por dicha organización.
En realidad, el conjunto de pruebas objetivas, consistentes y concretas, de la actividad criminal del NO en España, los asesinatos selectivos en serie y las innumerables torturas, así como la extraordinaria y sofisticada elaboración de las mismas, pone en evidencia su relación de parentesco o de continuidad con el nazismo del siglo pasado, -además de la continuidad representada en las propias personas- en su rasgo político más característico: la práctica del exterminio y la indiferencia ante el sufrimiento humano, constituidos como verdadera materia prima del sometimiento y de la dominación política. 
Creo que el gobierno de España tiene en sus manos una tabla de salvación (las pruebas de la actividad criminal del NO), no sólo para salvar a España, sino también para ayudar a salvar al mundo.
Según lo que desde mi aislamiento he podido percibir, en el último año parecía que se producía una coalición de fuerzas lo suficientemente importante para desvelar ante la opinión pública la guerra y la maquinaria criminal invisibles; para denunciar concretamente a los responsables impunes de los crímenes y torturas, del saqueo y de la corrupción política y social.
No tengo elementos de juicio para determinar o entender los motivos por los que estos intentos han sido reiteradamente frustrados. Pero creo que ahora sí ha llegado el momento de decir la verdad de una vez por todas. La gente tiene derecho a saber la verdad, y que no son unas fuerzas invisibles, etéreas, o unos mercados neutrales quienes nos están machacando: sino unas personas, de carne y hueso, que son aproximadamente un 1 % de la sociedad que ha levantado mediante crímenes, saqueo y mentiras, una organización político-militar para dominar el país.
(El 1 %: es el porcentaje estimado de desalmados de la población, capaces de aceptar y de justificar la criminalidad del nazismo. Por eso una gran parte de la militancia del NO está engañada y desconoce también la verdad).
La verdad es el requisito imprescindible para poder luchar.
3.- Decir la verdad y la lucha contra el fratricidio
La estrategia fratricida se elabora necesariamente convirtiendo la palabra en mentira y el amor en odio.”
Esto decía en un escrito que envié en septiembre pasado por Internet, sobre la capacidad de entendimiento y la lucha contra el fratricidio.Obviamente con mentiras nadie puede entenderse.
El entendimiento entre las ‘dos Españas’ no se puede producir en el territorio de la mascarada; el territorio de las máscaras y de las imposturas, es el territorio del fratricidio. La verdadera reconciliación y la verdadera democracia sólo pueden producirse en el terreno de la verdad y de la transparencia. Apostar por la verdad es apostar por el entendimiento humano; es confiar en que con la palabra verdadera y la capacidad de amar podemos entendernos.
Detrás de las máscaras, de la impostura y de los fanatismos, está el ser humano: y por eso precisamente la transparencia promueve el entendimiento, porque en el fondo del ser humano los anhelos son los mismos; ahí es en donde nos reconocemos hechos de la misma materia, de la misma sustancia; que somos todos poco más o menos lo mismo y que anhelamos y deseamos poco más o menos lo mismo.
No hay dos tipos de bienestar; el bienestar es lo mismo para unos que para otros. Lo que es distinto es la ambición de Poder. Pero una vez descontaminados de la ciega, absurda e irracional ambición de Poder y de dominio, que posiblemente sólo afecta de verdad a un 1% de la población, nos encontramos con que todos queremos lo mismo y tenemos el mismo concepto del bienestar; todos preferimos disfrutar de la noble y leal claridad de la cosas y de los sentimientos; todos tenemos la misma dignidad y la misma hambre y sed de justicia. 
Los lugares comunes de los seres humanos es una realidad objetiva; en esa realidad y en esa confianza descansa la política a favor del entendimiento y en contra del fratricidio y la dominación.
Quizá sea cierto ese refrán tan nuestro, que dice que no hay mal que por bien no venga. Quizá esta guerra del nazismo sea la circunstancia que, al obligarnos a ir a nuestras raíces, va a permitirnos una reconciliación desde lo más genuino de nuestra condición humana.
San Ildefonso, 15 de julio 2012

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