El delicado balance de la vida y la interdependencia
ecológica tienen un sublime ejemplo en la fertilización de la selva
tropical del Amazonas, la cual se sirve mayormente del polvo mineral que
se genera en una pequeña depresión en el desierto del Sahara
Como si el planeta fuera un organismo inmenso cuyas partes están íntimamente relacionadas conformando un delicado balance, asombrosamente el Desierto de Sahara es responsable de la selva tropical del Amazonas. Aquello que es más árido y seco da lugar a aquello más profuso y húmedo, en una especie de alquimia elemental en la que los opuestos se complementan.
Pese a su abundante vegetación, la tierra de la selva tropical naturalmente no es rica en nutrientes. Los minerales y nutrientes de la selva tropical amazónica deben de llegar de otro lugar. Si bien los científicos han sabido por cierto período de tiempo que fertilizantes naturales cruzan el Atlántico en forma de tormentas de polvo, una investigación publicada en el Environmental Research Letters identificó el lugar exacto del cual proviene la mayor parte del fertilizante del Amazonas.
Según esta investigación un total de 140 millones de toneladas de polvo son depositadas en el Océano Atlántico, de las cuales 50 millones arriban al Amazonas, fertilizando la selva tropical. Sorprendentemente todo el polvo mineral que llega al Amazonas del Sahara se origina de un solo lugar, de apenas el 0.5% del tamaño del Amazonas: la depresión Bodélé, localizada al noroeste del Lago Chad, la fuente más vigorosa de polvo de todo el planeta. Remolinos de polvo en el viento acelerados por una angosta apertura entre dos cadenas montañosas, como si siguieran una inteligencia secreta, terminan generando la más profusa falange de árboles en otro continente. El polvo que se desprende de la arena del Sahara llega a cubrir una extensión mayor que la de Estados Unidos.
Otro estudio confirmó los hallazgos del suministro de polvo fértilizante africano, el cual viaja en invierno a través del océano.
La interdepencia del ecosistema queda plasmada en un círculo vital, ya que la selva tropical del Amazonas, a su vez, es la fuente primaria de partículas de aerosol y afecta de manera preponderante los ciclos biogeoquímicos, incluyendo el del carbón, de esta forma manteniendo una atmósfera capaz de sustentar la vida.
Esto también nos recuerda la gran cantidad de factores que se tienen que combinar para que la vida surja y permanezca en el universo. Algo que en la cosmología se conoce como el principio antrópico, una especie de conspiración cósmica para que existamos.
En este caso uno podría conjeturar que la Tierra se autorregula y modula, como si fuera un organismo gigantesco capaz de controlar minuciosamente todas sus funciones vitales, de tal forma que la vida pueda proliferar en ella.
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