La cultura es la matriz en la cual estamos embebidos. Que sea nuestro sistema operativo sugiere que en muchos sentidos somos máquinas biológicas programadas que pierden su individualidad a merced de la cultura, de los medios, de las estrellas pop, de los artilugios que usamos, de las creencias.
Como decía McLuhan: "somos robots cuando nos involucramos de manera acrítica con nuestras tecnologías".
Sin conciencia por nuestra parte, los robots nos robotizan.
Cuando Terence Mckenna señala que la cultura es nuestro sistema operativo sugiere que hemos sido hackeados.
Esto no es necesariamente bueno o malo, sino una consecuencia de habitar en un sistema abierto, en un mundo donde lo exterior y lo interior –en el acto de observar– se funden y en el que suele ser verdaderamente difícil distinguir qué es la mente y qué es la materia.
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