El dinero es un intermediario extraordinariamente útil en las relaciones sociales de tipo comercial, para intercambiar productos, para establecer equivalencias entre cosas que por sí mismas pueden ser muy diferentes. Sirve también para establecer un cierto modelo de sociedad basado en la plusvalía. Con el dinero se pueden valorar los excedentes para hacerlos más o menos necesarios o convenientes, según las decisiones del grupo social que lo controla.
A través de él se puede cuantificar cualquier cosa que no sea el propio hecho de vivir. Se pueden valorar objetos, manufacturados o no, actividades humanas, trabajo, relaciones sociales, producciones artísticas o culturales, valores históricos, etc.
Todo esto,sin embargo, no elimina el hecho de que trata de un medio,una imagen que representa cosas y actividades reales. No elimina esta realidad, pero puede ocultarla o disimularla,de tal forma que acabe siendo más importante que aquello que representa.
La frontera,casi insignificante,que separa la transformación del dinero de intermediario en protagonista está en relación directa con el proceso de alejamiento respecto a la economía de subsistencia que una sociedad suele realizar a través del tiempo.
Este proceso es doble: por un lado diversifica las actividades y relaciones dentro de una sociedad, así como su crecimiento y sus relaciones con otras similares; por otro se embarca en una dinámica en la que se va sustituyendo lo principal por lo accesorio, lo representado por la representación, el original por la copia.
Se trata de un verdadero acto de idolatría,puesto que la idolatría es precisamente eso, la sustitución de una realidad por una imagen que le representa o simboliza.
La utilidad del dinero se vuelve peligrosa una vez que se da este paso,cuando las cosas no están en el lugar que las corresponde alterando así las relaciones entre ellas.
Un instrumento es útil cuando realiza su función de instrumento, pero se vuelve nocivo si en lugar de ayudar en un proceso o facilitar una función, suplanta a los elementos principales ocultándolos tras una nube de apariencias supuestamente imprescindibles.
Las consecuencias de esta suplantación son enormes. Mediante una especie de vampirismo, o parasitismo sicosocial, el ámbito del dinero atrae a cada vez más cosas hacia su campo de influencia, reproduciéndose a través de ellas y creando un mundo paralelo con valores trastocados.
Este mundo será una imitación del real, llegando incluso a confundirse con él si la aceptación social se generaliza instalándose como fe o creencia en las conciencias de los individuos que la comparten.
En un mundo así se funcionará a través de representaciones y símbolos, los comportamientos estarán dictados por reglas que imitan a la realidad, representándola mediante rituales y actos y objetos mágicos.
Utilizar el dinero,por lo tanto, resulta ser un acto mágico a través del cual el que lo realiza se apodera del mundo,de las cosas o de las personas en la medida en que esa sociedad está dominada por la dinámica de la fe en el dinero como una cosa real, tanto social como individualmente.
Las contradicciones internas que esto provoca se manifiestan a través de ajustes ocasionales, crisis más o menos generalizadas y ciclos de expansión y contracción que vienen a señalar que también las creaciones imaginarias tienen vida propia y no escapan a las leyes universales de nacimiento,desarrollo y, llegado el momento, regeneración,destrucción,adaptación o cambio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario