El sistema en el que vivimos ha estado desarrollando y perfeccionando sus técnicas de control social durante cientos de años: masacres, persecución religiosa, colonización, patrullas de reclutamiento forzoso, ahorcamientos masivos, esclavitud y servidumbre, cercamientos de tierras y destrucción de propiedades colectivas, deportaciones, manicomios, fábricas, la cárcel o el aula de escuela.
Se esta construyendo una inmensa base de datos que constituirá los cimientos de un proyecto de tarjeta de identificación que proporcionará acceso a toda la historia personal (perfil familiar, expediente escolar, historial de salud física y mental, muestra de ADN, escáner de retina y huellas digitales), a los cuales podrá acceder cualquier autoridad que consulte una tarjeta de identidad, y que contendrá también el perfil de las actividades personales.
Occidente está fundado en la violencia, el exterminio y la tortura: hacia la tierra, hacia otras especies, hacia individuos y comunidades. Y antes de que los imperios salieran a conquistar el mundo, tenían que conquistar a la gente dentro de sus propias fronteras.
El sistema en el que vivimos se basa en el genocidio y en el cercamiento. Algunos de estos sucesos ocurrieron hace tanto tiempo que no los recordamos. Pero estamos rodeados de las consecuencias. Y aquí, el gobierno, los educadores, las instituciones y los que sacan provecho han aprendido lecciones valiosas de la historia y han conseguido un perfeccionamiento de control social que hace de la resistencia un acto complicado: porque los perpetradores de violencia ya no son tan obvios, ya no es directamente el Estado, sino nosotros contra nosotros mismos
Grupo tortuga.
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