miércoles, 13 de mayo de 2015

CLARIFICANDO.


Es muy importante distinguir entre: Atención (mirar) y pensar.

La atención es el eje de todo trabajo de la mente. 
La atención es la facultad central de mí mismo, es el acto inteligente de mi ser. Es la facultad de dirigir la mente a algo, de ser consciente intencionalmente. 
Así como la conciencia es el hecho simplemente de darse cuenta de algo, la atención es el hecho de percatarnos de ello de un modo intencional. La atención es un acto, no un proceso. Es el acto que permite conocer y progresar de lo superficial a lo profundo; de lo complejo a lo simple; y de lo material a lo espiritual.

 La atención es un acto simple; en ella se localiza, se da nombre a lo que se ve sin enjuiciarlo. 
Observar es un acto simple y un acto que deja mi mente disponible para vivir en presente lo que esta pasando. Yo puedo estar atento, viendo lo que pasa en mí y a la vez abierto a lo que está pasando alrededor de mí. 
La atención vincula, une en línea recta el objeto y el sujeto, a través de la mente. Vincula el foco de nuestra mente con otros focos que existen en nosotros: los contenidos de nuestra conciencia, haciéndolos inteligibles. 
Cuando se mantiene la atención, ésta adquiere la capacidad de entrar dentro de la cosa que mira (penetración del foco mental dentro de otro sector).

La atención, pues, es algo que hacemos trabajar mucho, pero que, sin embargo, no la perfeccionamos nunca. Es una facultad que estamos haciendo funcionar de manera casi constante y que, no obstante, no progresa, no se perfecciona o, por lo menos, no lo hace en el sentido que queremos decir. Simplemente ocurre que funciona con poca luz, de modo intermitente y, sobre todo condicionada por presiones externas o internas, mas nunca o casi nunca, por propia deliberación. 

Si queremos que nuestra vida mental sea realmente vida, hay que aprender a ahondar en lo que está vivo. El único medio de llegar a la atención es la atención.


El pensamiento maneja datos, los compara, los combina, abstrae e infiere. Su acción es muy importante en todos los aspectos existenciales del hombre. Su objetivo es el conocimiento a través de utilizar representaciones mentales o ideas de orden más general o abstracto. 

El pensamiento no ayuda en el trabajo de interiorización y simplificación. El hombre está hipnotizado por las imágenes mentales, por las ideas que en rápida sucesión están apareciendo en su mente. Cree que sólo ellas son la verdad y sólo a través de ellas busca la verdad. El hombre cree que cualquier verdad depende de dar con la idea adecuada. Esto es correcto en lo que se refiere a las cosas, al mundo objetivo externo, también es correcto respecto a los contenidos naturales de sí mismo; pero no es correcto respecto a este “sí mismo”. 
No existe una idea adecuada sobre el sí mismo.

 La mente puede tener verdades, pero la Verdad del hombre es el hombre mismo, todo él, incluida su mente. La mente no puede contener la Verdad, la Verdad contiene la mente. 

La labor más positiva de la mente en relación al trabajo espiritual es alcanzar su neutralización, es decir, conocer su relatividad, su inadecuación para conocer la verdad espiritual. El mundo del pensamiento es un círculo cerrado, una esfera limitada. El pensamiento es un medio para llegar a conocer lo temporal y extenso. 
Observar es observar, no es pensar. Observar es un acto simple por el cual yo dirijo la atención para ver, no para teorizar, no para comparar. Miro para ver y comprender. 
Esta es la actitud fundamental, desarrollar un actitud de atención, de interés, de descubrimiento, no de pensamiento.

Antonio Blay.

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