viernes, 8 de mayo de 2015

MISCELÁNEA.


Cuando el aparato tecnológico se acabe de imponer totalmente y se vuelva autónomo, las relaciones humanas desaparecerán y se convertirán en virtuales. Entonces éstas serán perfectas y no habrá problemas ni conflictos que supongan malestar alguno para el hombre, porque entre otras cosas la perfección y el equilibrio estarán garantizados al crear una inteligencia artificial dotada de características inherentemente humanas.
De esta manera se evitaran los sufrimientos que conlleva la vida en general, es decir, la búsqueda de la seguridad y de la felicidad, que dejarán de ser una utopía para convertirse en una realidad controlada por el sistema tecnológico totalitario e independiente de la élite que lo creó:
Una inteligencia artificial que nos dirigirá y gobernará para convertirnos en sus nuevos esclavos.



La esclavitud ya no se percibe de forma consciente porque ya la hemos asimilado como tal, una condición normal del ser humano moderno, se podría decir que una condición adquirida durante siglos, permanente y perfeccionada en esta última etapa por la tecnología y que nos degrada a ganado, es decir, productor y consumidor de bienes sin ninguna preocupación y pasivos ante les hechos que acontecen, sin creatividad ni relación auténtica, despojados de nuestro espíritu verdadero y recompuestos de nuevo con pensamientos ajenos.


 

La búsqueda de seguridad en el hombre es la consecuencia de la perdida de confianza en su autonomía y su relación con los demás. 
Con la conformación de un sistema basado en la acumulación de bienes la seguridad está garantizada para las personas desprovistas de fe para con sus semejantes y para sus propias capacidades innatas, dependiendo completamente de lo que el sistema le ofrece.

Sin masa no hay Estado.
 

¿Cómo se puede ser partidario de la existencia del Estado sin ser a la vez nacionalista, si en el fondo se trata de la misma condición?

Quien controla la información, controla el pensamiento, quien controla el pensamiento controla la voluntad del hombre.

El pensamiento conforma el sentimiento y la emoción.

Vivir en la mentira o auto-engañado es falta de ética, lo que acaba inevitablemente en corrupción.

¿Vivimos en un sueño dentro de un sueño?.


La vida en el hombre moderno ya no le pertenece, no es suya, el control de ésta a pasado a manos de terceros, lo que quiere decir que ya no vive su propia vida, sino una vida que ha sido previamente planificada y trazada por una élite de poder. 

Sus temores, gustos, aficiones, pasiones, creencias, supersticiones, motivaciones, también han sido moldeadas para poder conquistar su espíritu. La diferencia entre el esclavo y el hombre moderno, es que éste no ha percibido su condición porque su espíritu ha sido en esencia mutilado y transformado en otro espíritu ajeno a él.


El principio de corrupción está en el interior de cada uno de nosotros, la continuidad de un sistema basado en la perversión de la conducta humana debería hacernos reflexionar sobre la deriva de los hechos que se van sucediendo en el transcurso de nuestras vidas y que inevitablemente nos afectan en mayor o menor medida. 

La capacidad de reacción e influencia como actores activos y determinantes sobre los acontecimientos del futuro vendría precedida por la conciencia del presente; la facultad para entender lo que sucede en nuestro entorno es esencial para proyectarnos y elegir nuestra voluntad de acción hacia el futuro como respuesta al condicionamiento de los deseos que fabrica la propaganda que nos mantiene como actores pasivos sin voluntad ni conciencia, sumisos sin poder desarrollarnos plenamente como seres humanos decisivos y capaces de decidir lo que realmente queremos hacer a lo largo de nuestra existencia.

Blog de Albert A.H.

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