La tiranía tiende a tres objetivos: uno, que los súbditos piensen poco (pues un apocado no podría conspirar contra nadie); en segundo lugar, que desconfíen unos de otros (pues la tiranía no se derriba hasta que algunos ciudadanos confían en sí mismos; por eso también luchan contra las clases superiores considerándolas nocivas para su poder, no solo porque no se resignan a ser gobernados despóticamente, sino también porque son leales a sí mismos y a los demás ciudadanos y no acusan ni a los suyos ni a los demás). Y en tercer lugar, imposibilitar la acción (pues nadie emprende lo imposible, de modo que la tiranía no se derriba si no se dispone de fuerza).
Aristóteles.
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