En un hombre que todavía está desarrollándose, la personalidad es el servidor de la esencia.
Tan pronto como la esencia se convierte en sirviente de la personalidad, esto es, tan pronto como la fuerza natural y capacidad de un hombre se hace que sirvan al falso retrato de sí mismo, cesa el crecimiento interior y en el curso debido declina la esencia, haciéndose incapaz
de nuevo crecimiento.
El camino único en el cual esta declinación puede ser contrarrestada y restaurarse la vida a la esencia es por el recordarse a sí mismo; es decir, por el cultivo deliberado del autoconocimiento y de la auto–conciencia.
Rodney collin El desarrollo de la luz.
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