jueves, 1 de diciembre de 2016

TRÍPODE INVERSO.


Durante la guerra de 1914, el Estado se volvió otra vez sagrado: el Estado, no el poder, sino nuestro Estado. Dios de la guerra y del orden. 
Lo que lo vuelve sagrado no es que se instituya como Dios, sino el hecho de que los hombres lo reciban, lo vivan y lo consideren como el gran ordenador, la insoslayable providencia, esperándolo todo de Él y aceptando su voluntad, concibiendo toda la existencia y la sociedad con relación a Él inevitablemente, inexorablemente.

Jacques Ellul. Los nuevos poseídos.




El Capitalismo democrático ha sabido diluir el Poder para despersonalizarlo como sistema de dominación con cara o caras visibles, es decir, a transformado el Poder autoritario como tal y en su forma genuina, en un Poder abstracto que se diluye en mayor o en menor grado entre los miembros de la sociedad en general.



La sacralización de la propiedad privada por parte del Estado y el Capital han configurado en buena medida la estructura psicológica y el carácter del individuo y de la sociedad, definiendo su pensamiento-voluntad y por lo tanto las relaciones sociales que organizan la sociedad capitalista basada en el sistema de dominación, es decir, en la jerarquía y todo lo conlleva: autoridad, obediencia y represión consciente o "inconsciente" del ser humano por el ser humano.

Albert A. H.



No hay comentarios:

Publicar un comentario