De todos los finales de civilizaciónes y culturas de los que se tiene noticia, éste es el más idiota. Ni invasiones, ni catástrofes naturales, ni misteriosas caídas en el olvido, ni lentos declives soportados con más o menos dignidad o entereza...
Un final más que ridículo, provocado por la rapidísima proliferación de supersticiones seudocientificas y antisanitarias impuestas por decreto y muy poco o nada cuestionadas por sus muy fieles seguidores.
Una especie de chiste penoso. Y muy, muy malo.
Con lo que Occidente ha sido...
...O es que todo era un espejismo.
Ríete tú de la secta Templo del Pueblo del reverendo Jones. Por ejemplo.
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