Hay en cada uno de nosotros un yo severo y un yo compasivo,y es apropiado ser afectuoso o belicoso dependiendo del momento y las circunstancias.Pero la historia muestra que somos mayoritariemente demasiado propensos a la violencia y subdesarrollados en lo tocante a nuestra capacidad de compasión.
La cooperación y la competicion podrían ser como nuestras dos manos,que deben operar en equilibrio,pero parece que cuando los hombres tomaron el control de la conducta, nuestras mentes se escindieron, y la modalidad femenina de la cooperación fué eclipsada en nuestra vida colectiva por el énfasis masculino en la competición,que hoy en día es el motor de nuestra economía inhumana y depredadora,de tal manera que la agresion patriarcal parece haber anulado nuestra sensibilidad empática.
Claudio Naranjo."Sanar la Civilización".
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