martes, 8 de noviembre de 2016

SIN ASUNTO.


El profesor de filosofía Evan Thompson, en su libro Waking, Dreaming, Being dice sobre el estado de conciencia turiya:

Este modo de conciencia es cognoscitividad pura no-dual. 
A diferencia de la vigilia, el sueño y el sueño profundo, la cognoscitividad pura no es un estado en el sentido de una condición discreta y transitoria... es la fuente constante que subyace estos estados cambiantes, y también es un estadio de realización meditativa. 
Como origen de la vigilia, el sueño y el sueño profundo, "el cuarto estado" es cognoscitividad pura definida por la cualidad de la luminosidad. Como estadio de realización meditativa, es el terreno base de la conciencia que puede atestiguar los estados cambiantes sin identificarse erróneamente con ellos como su sí mismo. Tomando prestada una imagen de Andrew Fort... la cognoscitividad pura es como ondas de radio que penetran todo el espacio, las cuales se ven oscurecidas por la constante estática de la actividad mental, pensamientos, imágenes mentales, emociones y memorias. Tomamos la estática como real y pensamos que somos esa estática, pero sólo está superpuesta sobre la onda. Cuando eliminamos la superposición o vemos a través de ella, entonces sólo queda al onda en su naturaleza verdadera.

Todas las tradiciones que se derivan de la filosofía de la India, incluyendo por supuesto el budismo tibetano, coinciden en que la naturaleza de la conciencia, más allá de la identificación con un individuo y una división sujeto-objeto, es dicha o gozo continuo y luminosidad sin límites. Todo lo demás cambia, todo aparece y desaparece, y sólo la conciencia, la dicha luminosa no-dual permanece. 
Los maestros del tantra budista y los maestros del tantra hinduista enseñan esencialmente a residir en ese estado de conciencia no-dual. Todo lo demás es una práctica preliminar.
Es el estado en el cual las diferencias se anulan, sueño y vigilia se tejen en un mismo continuum, meditación y no meditación, luz y vacuidad, ser y no-ser dejan de experimentarse como separados y contradictorios. 

El cuarto estado nos puede parecer un logro lejano del más alto yoga-tantra (y en cierta forma lo es) y, sin embargo, según enseñan estas tradiciones, no hay nada más íntimo y cercano que esto, es justamente el estado natural, no conceptual, más allá de reificación e identificación, la realidad en todo su desnudo esplendor.

Alejandro Martínez Gallardo.

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