miércoles, 9 de mayo de 2018
GANADERÍA.
La funcionalidad del fútbol y de los demás deportes profesionales para la élite globalista es clarísima.
Con los deportes, cuanto más masivos sean, más se logra un cuádruple objetivo:
Por un lado lavar una buena cantidad de fondos provenientes de actividades ilegales que resultan del narcotráfico, la venta de armas, y otros negocios.
Por otro, desviar cualquier atisbo de nacionalismo, regionalismo o localismo que las masas y las clases medias pueden llegar a albergar íntimamente, hacia una infantil pasión por algo que sólo es una vistosa camiseta colorida.
El tercer objetivo es llenar espacio en medios de comunicación, lo que ayuda a que los mismos desinformen y deformen la importancia relativa de los diferentes aspectos de la realidad, importante objetivo de la élite globalista.
El cuarto, y novedoso beneficio es que mediante la actividad deportiva se puede influir para que la gente vote en las elecciones por candidatos que de otra manera nunca podrían llegar al poder.
No sólo Silvio Berlusconi lo logró con el fútbol, también George W. Bush necesitó estar a la cabeza empresarial del popular equipo de baseball Texas Rangers para facilitar su elección a gobernador del estado de Texas.
Walter Graziano. Nadie vio Matrix.
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