miércoles, 30 de octubre de 2019
CURSILLO.
La relación de las religiones con los ovnis es mucho mayor de lo que creen los autodenominados “ufólogos”.
En realidad, el fenómeno ovni, considerado en su totalidad, es la explicación que más nos acerca al verdadero origen de todas las religiones actuales. Y viceversa, las religiones, o más bien el fenómeno religioso considerado globalmente, son lo que mejor explica la presencia de estos misteriosos visitantes a los que inocentemente llamamos objetos volantes no identificados.
Y entre los dos podrán decirnos por qué hay tanto dolor y tanta injusticia en el mundo y por qué el ser humano tiene tanta inclinación a la maldad.
El nivel en el que actualmente se encuentra la ovnilogía avanzada es el de averiguar cuáles son las intenciones de esos seres (vengan o no vengan en ovnis) y ver qué es lo que, de una manera muy disimulada, están haciendo en nuestro planeta. Hoy, una de las principales tareas de la ovnilogía debería consistir en tratar de averiguar hasta qué punto los secretos dirigentes del planeta están en connivencia con estas inteligencias extrahumanas y cuáles son sus propósitos finales.
Si los ovnílogos quieren estar en la vanguardia de las investigaciones de tan misterioso, profundo y trascendental fenómeno, sin dejar de estar atentos a la casuística puntual pero secundaria, deberían fijarse más en el creciente estado caótico –en el fondo antihumano y suicida– en que rápidamente está cayendo la humanidad, que es producto de la agenda y de las inteligentísimas estrategias de estos seres malignos, llamados “nefilim” según el Génesis, “Satanás” o “demonios” según el cristianismo, “demiurgos” según los gnósticos, “jinas” o “eblis” según el Islam o “malos espíritus” en todas las religiones sin excepción.
El origen de todos estos malos espíritus es un tema fascinante que requiere ser tratado con detenimiento y que nos llevará hasta los límites de lo creíble y aceptable.
Salvador Freixedo.
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