sábado, 12 de octubre de 2019

FICCIONES.


Nada es tan permanente como un programa temporal del gobierno.

Milton Friedman.



El opresor no actúa ya directamente por sus propias fuerzas sobre el oprimido. No, nuestra conciencia se ha convertido en demasiado meticulosa para ello. Hay todavía tirano y víctima, pero entre ellos se coloca un intermediario que es el Estado, es decir la ley misma.

El Estado es la gran ficción por la que todos buscan vivir a expensas de todos los demas, por la que todo el mundo se esfuerza en vivir a costa de todo el mundo.

 En rigor, el Estado puede tomar y no dar. Esto se observa y se explica por la naturaleza porosa y absorbente de sus manos, que retienen siempre una parte y algunas veces la totalidad de lo que ellas tocan. Pero lo que no se ha visto jamás ni jamás se verá e incluso no se puede concebir, es que el Estado dé al público más de lo que le ha tomado. Es radicalmente imposible conferir una ventaja particular a algunos individuos de la comunidad sin infligir un daño superior a la comunidad entera.

 En cuanto a nosotros, pensamos que el Estado no es o no debería ser otra cosa que la fuerza común instituida no para ser entre todos los ciudadanos un instrumento de opresión y de expoliación recíproca sino, por el contrario, para garantizar a cada uno lo suyo y hacer reinar la justicia y la seguridad.

 Frédéric Bastiat (1801-1850).




El libro "La Gran Ficción", de Hans-Herman Hope, explica el funcionamiento interno del Estado como ningún otro libro. Hoppe profundiza en la historia, el origen de la propiedad, la naturaleza del poder, la verdad sobre el dinero, y muchos otros temas para demostrar que gran parte de lo que tendemos a creer sobre el sistema es esencialmente una fábula.

El aparato del poder no nos protege, sino que nos roba. No estabiliza la economía, sino que dilapida la riqueza de la mayoría hacia la minoría. No nos mantiene a salvo, sino que hace que el mundo sea seguro para ellos, pero pone en peligro nuestras vidas y la prosperidad.
La clase intelectual que es enviada a defender el sistema de poder está buscando su propio auto-interés.

La Gran Ficción es la mentira impulsada por la clase política que la explota mostrándonosla diariamente como necesaria e inevitable, cosa que tampoco es cierta.
Como parte de la gran ficción, hay muchas ficciones más pequeñas. Hoppe explica cada una de ellas: la idea de que el estado nos proporciona seguridad, que protege nuestro dinero, que nuestras sociedades son dirigidas científicamente por los expertos o que el Estado-nación es una especie de ser inmortal que va a durar para siempre.

Jeffrey Tucker.

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