Cada civilización tiene su hombre ideal, un arquetipo que se mantiene como modelo del ciudadano promedio.
Para los atenienses era el filósofo y el artista; para los judíos, era el profeta que entregaba las leyes; para los romanos, el administrador-soldado; para China, el aprendizaje del Mandarín; para Inglaterra, el constructor de imperios; para Japón y Alemania, el soldado profesional, para India, el ascético.
Para EEUU, el hombre de negocios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario